No deseo a nadie pasar por la situación de Antonio y Estela, los padres de la pequeña Andrea que sobrevive en un hospital gracias a una sonda que alimenta directamente su aparato digestivo. Andrea tiene 12 años y sufre una enfermedad degenerativa que más pronto que tarde terminará con su vida. Sus padres han tomado la decisión de retirar la sonda que la mantiene alimentada y ello, necesariamente, acabará con su vida en días, todo lo más en pocas semanas.
¿Cual es la diferencia entre Stephen Hawking y Andrea en calidad de vida? No tengo respuesta, tengo evidencias: ambos respiran, ninguno de los dos está enganchado a una máquina para sobrevivir, ambos sienten, sus órganos funcionan. La vida, materialmente, es degenerativa. La vida enriquece en cualquier caso y es el transcurso, el itinerario, lo que construye el resultado final: el héroe, el villano, el gazmoño, el desenfrenado, el sobrio o el disoluto.
La vida brinda oportunidades, retos, que o se enfrentan o te afrentan a interpretaciones de condena o de aprobación, de admiración o de indiferencia. Y ahí, en esa oportunidad, están los padres de Andrea: en la alternativa de continuar, tal vez por mucho tiempo, besando cada tarde su frente y acariciando sus cabellos o prescindir de ello y volver a su vida ordinaria, pero menos esclava, a su vida también degenerativa pero perfectamente rutinaria y normal.
La vida brinda oportunidades, retos, que o se enfrentan o te afrentan a interpretaciones de condena o de aprobación, de admiración o de indiferencia. Y ahí, en esa oportunidad, están los padres de Andrea: en la alternativa de continuar, tal vez por mucho tiempo, besando cada tarde su frente y acariciando sus cabellos o prescindir de ello y volver a su vida ordinaria, pero menos esclava, a su vida también degenerativa pero perfectamente rutinaria y normal.
En el lío, en el trasiego de penas y alegrías, hay que tomar decisiones. Quien piense que la vida se limita a esto que late, esto que respira, digiere y excreta, tiene más fácil apartar de sí aquella que ayudó a concebir o a conciliar su desarrollo. Tiene más fácil cesar en el esfuerzo terapeútico y optar por la sedación terminal. Tiene más fácil tomar la decisión del calendario, el plan de desapego, el día de la despedida.
En alguna parte dijo Nietzsche "El que tiene una razón para vivir, puede soportar cualquier forma de hacerlo". No se refería, obviamente, al instinto de supervivencia sino al sentido que cada uno pueda dar a su propia vida. Andrea, precisamente, podría ser una razón de vida durante mucho tiempo más.