24 de enero de 2015

El Pene De Monedero Y La Pena De Rigalt



Carmen Rigalt es una señora -de Antonio Casado- ya entrada en añitos y que no escribe mal, en tono de comunicación Maruja Torres aunque menos fea. La señora se ha descolgado esta semana con esta frasenoticia que, me parece, retrata su demencia senil: "Con Monedero en una playa nudista puedes tender la toalla y tomar el sol a la sombra de su mástil". Rigalt sostiene que dicen eso que ella dice, aunque parece que no le consta. Yo creo que una señora de sesenta y seis años debe distinguirse, sobre todo, por su asepsia sexual aparente, como los ángeles, todo belleza asexuada, todo encantamiento. 


Aunque la señora ejerza ocasionalmente, esas son edades en las que no solamente no se debe notar la práctica sino que la apariencia debe ser de fortaleza inconquistable, que es lo más atractivo de una señora cuando el físico mengua o decae en coherencia con el tiempo y la ley de la gravedad. Hay otras edades en donde da gusto ver que ellos están bien aliviados y ellas bien cubiertas. Caminan jacarandosos por la vida y, nunca mejor traído, dan gusto.


La frase sobre el pene de Monedero, queriendo ser graciosilla, es de pena y -emitida por una que fue feminista feroz- se lee justamente al revés, machista irredenta: la cantidad por la calidad ¿no esperamos de Monedero una cabeza brillante y una bonhomía capaz de terminar con las injusticias de la casta que maneja el sistema? Pues eso, precisamente eso, no se gestiona con el pene, por grande que sea. Más aún cuando doña Carmen en su casa no ha tenido mas que penes, también alguna pena como debe ser, todo varones: Villa Calzoncillo del Pueblo. 


Y del tamaño del pene de Monedero ¿qué decir? ¡ah, sí! a los señores muy feos, evidentemente feos, feos de consideración, las chicas frivolonas suelen atribuirles virtudes ocultas seguramente en plan caritativo y para terminar salvando, al menos, un recurso físico que a la hora de la verdad si es por tamaño es ingrato, tanto por exceso como por defecto.


A Monedero se le va a saturar la agenda de contactos de féminas progres, de indefinida edad y mayormente fumonas. Y de llamadas de la Agencia Tributaria.