24 de octubre de 2014

Venganzas Salvajes

Hay poco cine, aunque mucha literatura, de relatos cortos compilados, con o sin nexo de unión entre todos ellos, para crear una sola obra. En el cine recuerdo ahora Historias de Nueva York donde la ciudad de los rascacielos permitía a Scorsese, Coppola y Woody Allen presentarnos tres narraciones inconexas y para mi gusto flojitas. A punto de bodrio.

Ayer tarde disfruté mucho con la película Relatos Salvajes, excelente en guión -en realidad en guiones, son seis relatos- magnífica en actuaciones de ellas actrices y de ellos actores y superior en realización.

Relatos Salvajes es la narración de seis venganzas, de seis historias con represalias razonablemente salvajes. Por razonable quiero decir que la venganza tiene que superar las heridas producidas, el dolor padecido, para que merezca la pena. De ser posible, tiene que ser feroz. Esta película lo consigue con creces y además con cierta ironía y humor por momentos, en cualquier caso mostrando el gustazo que da servir la venganza fríamente y hacer justicia por cuenta de uno. Las seis narraciones están magníficamente contadas, con la cámara llenando la pantalla de planos secuencia inverosímiles y con actuaciones corales inmejorables. Atentos al primer relato en el interior de un avión de pasajeros.

Esta producción debe ser la venganza de su realizador y guionista, Damián Szifrón, porque ha tenido que esperar ocho años para decir "acción" como realizador de un largometraje. 

Todos tenemos motivos para vengarnos: venganza por desigualdad social, venganza por injusticia social, venganza por un atropello que la vida nos inflingió cuando más tranquilos estábamos; venganza porque a todo aquel amor que depositamos nos respondieron con desidia y venganza, en fin, por incapacidad de superar la ofensa con el olvido.

Y sí, solamente la reconciliación puede salvarnos, porque la justicia, la de este mundo, es a menudo parte de la venganza.

No dejen de disfrutarla.