26 de mayo de 2014

Una chica de Vigo, Pablo Iglesias, Podemos y el engaño anti sistema.

A continuación pego el último párrafo de un artículo de Cristina Losada, apóstata de la izquierda, buena escritora y gallega ejerciente, que es capaz de redactar cinco o seis artículos por semana y que se le entiendan todos perfectamente, sin fallar una frase : "Décadas después de que esta forma de intolerancia llamada corrección política naciera en los campus norteamericanos de las cenizas rebeldes de los 60, estamos en Europa, tantas veces, en la situación que describió así Saul Bellow: "No podemos abrir la boca sin que nos acusen de racistas, misóginos, supremacistas, imperialistas o fascistas". Al escritor norteamericano le cayeron encima los guardianes de la ortodoxia en 1994. Por decir que papúes y zulúes no habían dado un Shakespeare."

Cristina Losada militó en la izquierda, voy a llamarla radical aunque izquierda y radical sean diría que sinónimos, palabras primas hermanas, hasta las semanas posteriores al 11-S. Aquel horrible crimen que mostró a la humanidad el verdadero rostro del odio musulman a los valores y cultura de occidente (subrayo de occidente, no de los EEUU que es aluvión de culturas sobre el cauce anglosajón pero desbordado por la libertad) puso a Cristina Losada frente a la realidad del pensamiento -del sentimiento- de la izquierda en que ella militaba. Una izquierda que minimizó el asesinato masivo, que culpabilizó a los propios americanos de que pudieran ocurrir esos hechos, por su soberbia y prepotencia decían, una izquierda que finalmente sólo tuvo cierta compulsión cobarde porque no tenían clara la reacción de Bush y cómo y de qué manera podría perjudicarles. Cristina salió corriendo, espantada y preguntándose dónde había reposado su humanidad durante tanto tiempo.

Hoy es el día en que un iluminado de la izquierda, un niñato soberbio de treinta y cinco años, un presunto anti sistema que tiene la referencia política de Chavez, Castro y -esto lo digo yo y lo supongo- Bakunin, un vendedor de crecepelo (véase los resultados del linimento en su propia cabeza), digo, ha conseguido ni más ni menos que 5 escaños en las elecciones europeas. Su ¿partido? tiene cuatro meses de vida. Su logotipo, su bandera, es la cara, el rostro, del ciudadano Iglesias y la verdad es que queda muy mono, contestatario y retromoderno o así. Más o menos un saco de lugares comunes, bazofias mentales, mensajes utópicos y donde por supuesto cabe la "comprensión" del genocidio de las Torres Gemelas por la explotación que Usa y el capitalismo hacen del mundo, del universo.


Nadar hasta la extenuación para morir en la orilla. Supongo que muchísimos de los votantes de Podemos -muy jóvenes, más mujeres que hombres, más urbanos que rurales, más ilusos que realistas- cuando un día les justifiquen, o banalicen, una aberración bestial como lo del 11-S, tratarán de ser políticamente correctos y poco más, porque la contundencia de Saul Bellow es palabras mayores ¡con Iglesias y Podemos vuelve el 68 y revuelve la utopía! O la mentira inútil.

Cristina Losada, valiente, lo explicó así de bien: "Y Cuestiones morales básicas me separaban de su actitud ante el 11-S y, al hilo de ese desacuerdo, había constatado que no compartía posiciones políticas y culturales de fondo. No estaba segura de si eran producto de una evolución o de una mutación, de si había cambiado yo o había cambiado la Izquierda. Pero, fuese como fuese, aquella era la Izquierda realmente existente. No había otra cosa y si la había no era la Izquierda. Así, después de casi tres décadas de filiación, le dije adiós a mi familia política en soledad, pero con todas las formalidades. Tuve, no obstante, la sensación de que no me despedía yo, sino que me despedía la Izquierda. So long, fellow travelers!"