18 de agosto de 2014

ILUMINADOS, segunda entrega.


DE LA SIMPLICIDAD DEL MECANISMO DE UN CHUPETE

A mitad de camino de la entrega anterior de ILUMINADOS, donde planteé mi interpretación del discurso de Iglesias/Monedero -Podemos, stricto sensu, no tiene discurso- como perverso por manipulador, por explotador emocional de los instintos más elementales, por rancio y falaz, a mitad de camino me atreví a decir que "Los grandes cambios los producen los libros y los fusiles." Supongo que alguna vez lo leí en algún sitio; en cualquier caso la historia prueba que esas han sido las herramientas de la evolución de la humanidad.

Hay una excepción. Sea cual sea la posición místico religiosa de una persona, desde el ateo hasta el comunista cristiano, desde el musulman hasta el judío, desde el católico al hinduista, un hecho innegable cambia la historia de la humanidad radicalmente, de su origen hasta hoy veintiún siglos después: la vida y la doctrina impartida por Jesús de Nazaret. No se puede negar; no hay personaje ni suceso remotamente parecido en su transcendencia para el devenir del ser humano.

A partir de ahí se puede especular, desbarrar, asentir o disentir sobre lo divino ¡a propósito! y lo humano. Yo, sin embargo, no tengo la más mínima capacidad de delimitar lo divino y lo humano en Jesús de Nazaret, no soy capaz de separar sus dos naturalezas y por mi formación y valores -ya os habréis dado cuenta, truhanes- creo en una sola persona con dos naturalezas, creo en lo que nuestros mayores nos definieron como unión hipostática, que no es una fusión de dos naturalezas de las que deriva una tercera. Vaya, que creo que Jesús de Nazaret es Dios hecho hombre y a Dios gracias lo creo sin fisuras.

Pues bien, Pablo Iglesias sostiene que "Jesucristo habría estado en Podemos". Pasando del atrevimiento que supone semejante aserto, la frase denota la simplicidad mental del autor:
1) Se puede no estar en ningún grupo o partido político. En realidad la mayoría de los adultos pasan muy mucho de militancia.
2) Oiga, puestos a paz y amor y esas cosas que por elementales son tan simples como el mecanismo de un chupete, creo que John Lennon -que tampoco- hubiera estado en Podemos y que el himno de Podemos debería ser Imagine. Una idea.
3) Jesús de Nazaret no se mezcló en política.

Jesús eligió un surtido variopinto de hombres de muy distinto origen político social. Simón, Zelotes, como su apodo indica era un nacionalista radical frente a los romanos; Mateo era recaudador, o sea publicano, colaboracionista con el régimen; a Felipe se le supone más sangre griega que judía. Había distintas posturas y opiniones, ninguna uniformidad en lo que a orígenes e ideas se refiere. Nada de mafia. Doce, ya digo, bien surtidos.

Ver a Jesús como un revolucionario, y por lo tanto político, es de una simpleza que acojona. Otra cosa son los hechos y su transcendencia, pero Jesús fue enormemente prudente y distante con las cosas "del César". Sin embargo, no se desentendió de los asuntos importantes de la vida social de su tiempo: predicó la justicia y el amor al prójimo sin distinciones y atendió a pobres, enfermos y necesitados.

No militó. Jesús de Nazaret no era un lider político ¡ay Pablo Iglesias! como se lo imaginaban entonces: guerrero capaz de cambiar las cosas por las armas o incitando a un alzamiento contra el poder, romano, establecido. Pero su fuerza y su carisma fueron tan enormes, tan potentes, que sus propios paisanos de Galilea y Judea, a través del boca oído, creyeron estar frente a un simple libertador de las cadenas romanas y, en un desafuero de interpretación, pensaron nombrarle rey de los judíos.


Poco tardaron los romanos en prenderle como poco tardarán Iglesias y Monedero en prender al que ose hacerles un mínimo de sombra. Al tiempo.