11 de septiembre de 2014

Onces de Setiembres y la Madre Que los Parió

"Hay momentos en el tiempo en los que el destino de los mortales se encuentra totalmente en manos de dementes."   
Henry Kamen, historiador. Universidad de Oxford.  

La cita que arranca esta entrada se la debo a mi hermano Santiago; la he extraído de un artículo que me envió y que, precisamente hoy 11 de septiembre, todos deberían leer. El artículo es aperitivo, mínimo, del libro de Kamen titulado España y Cataluña. Historia de una Pasión (La Esfera de los Libros, 2014). El artículo, espléndido, se puede leer seleccionando y clicando aquí: El auto de fe del 11 de septiembre.

11 de septiembre, en el Valle de Arán un día da lo mismo



Durante algunos años de mi vida tuve, que no mantuve, estrechas relaciones en el Valle de Arán. Pasé algunas vacaciones estupendas en casas ajenas, en Viella, casi siempre en primavera y verano y en otras ocasiones alojado en hoteles, en invierno. El Valle de valles es lo más hermoso de los pirineos que yo conozco; naturaleza bestial, agua y nieve salvajemente puras, te topas con el románico en cualquier esquina de cualquier pueblo y además se zampa estupendamente.

Arán o Valle de Arán es una comarca española dentro de la Comunidad Autónoma de Cataluña (*) en cuyo Estatuto -con 14 artículos inconstitucionales y consecuentemente nulos- y en la Declaración de Soberanía -inconstitucional y nula, por sentencia firme, desde la primera letra hasta el punto final- la acoge con paternalismo, con incoherencia, con soberbia suficiencia: 

Artículo 11. ARÁN

1. El pueblo aranés ejerce el autogobierno mediante el presente Estatuto, el Conselh Generau de Arán y las demás instituciones propias.

2. Los ciudadanos de Cataluña y sus instituciones políticas reconocen a Arán como una realidad occitana dotada de identidad cultural, histórica, geográfica y lingüística, defendida por los araneses a lo largo de los siglos. El presente Estatuto reconoce, ampara y respeta esta singularidad y reconoce Arán como entidad territorial singular dentro de Cataluña, la cual es objeto de una particular protección por medio de un régimen jurídico especial.


No me detengo en "ejerce el autogobierno" ni en "realidad occitana" ni en que haya sido "defendida por los araneses a lo largo de los siglos" ni en "entidad territorial singular dentro de Cataluña". Todo es tan ramplón que ni siquiera ofende a la inteligencia del lector, aunque cualifica la de los políticos que han aprobado semejante texto o, mejor, pedrada intelectual. Un artículo y dos puntitos para decir que el agua existe y que moja, porque si dicen algo más el nacionalsocialismo Catalán quedaría en evidencia, con el culo al aire ¡vaya!



El Valle de Arán se compone, básicamente, de seres humanos muy capaces, más autosuficientes, me parece,  que el conjunto de los catalanes y españoles. La orografía, hasta ayer, les ha mantenido durante siglos y sus largos inviernos absolutamente aislados y eso les ha enseñado que, puestos a elegir, no se debe elgir a la más fea del baile. Mucho menos a políticos dementes que arruinarían su libertad. 


Los hechos que a mi me parecen más significativos de la posición de los araneses dentro de Cataluña consisten, en primer lugar en su pasar olímpico de celebraciones el 11 de septiembre, día que a la mayoría inmensa les da lo mismo y nada, les importa un pimiento. Tienen su Diada, desde 1991, el 17 de junio. En segundo lugar, el hecho de votar, una y otra vez, a partidos ajenos al nacionalismo catalán. Y en las municipales a Convergencia Democrática Aranesa, siempre con más del 40% de los votos y a veces superando el 50%.


En Arán, la Cataluña independentista toma su propia medicina. Lo tienen claro, Arán Is Not Catalonia. "Si Cataluña llega a ser independiente, Arán debe poder ejercer su derecho a la autodeterminación", dice el alcalde de Viella. Lo ejercerían y se segregarían de Cataluña, que no de España. Créanme.

11 de septiembre, el día que cambió el paisaje de la foto


Es ahí, en Liberty Island en la primavera del '95, donde Mercedes me fotografía con las Torres Gemelas al fondo. Un paisaje hoy imposible. El 11 de septiembre de 2001 el mundo se sobrecogió y cambió. Fue una declaración de guerra tan atroz y miserable, tan perversa que permitió que otros dementes achacaran el genocidio desde al Mossad hasta a  la propia CIA. Por unos días nuestro destino estuvo en manos de aquellos que vinieron a rescatar a Europa cuando -antes y otros- líderes dementes contagiaron de sus paranoias a millones de ciudadanos, les hicieron creerse superiores, capaces de decidir la vida o la muerte de millones de seres humanos porque su raza, sus ideas y las urnas así lo habían conjurado. 

Además de las vidas de miles de personas, además de la panorámica de Manhattan desde Liberty Island, el 11 de septiembre de 2001 cambió el enemigo o, más bien, lo evidenció. El terrorismo islámico se convirtió en la amenaza más importante para el mundo occidental. En España, a pesar de la advertencia y por estar del lado de los valientes frente a los asesinos, lo pagamos muy caro, con vidas, el 11 de marzo, tres años después. También es casualidad el número del día del mes ¿o no? 

En nuestro caso, fueran quienes fueran los promotores de la masacre, el 11 de marzo de 2004 les vino al pelo que el terrorismo islámico se hubiera convertido en el mayor asesino y que Aznar apoyara a Bush sin fisuras, sin ponerse de lado; les encajó muy bien que hubiera elecciones generales tres días después. O todo ocurrió precisamente por eso. En ese 11 tampoco hubo nada casual, todo fue causal incluidos presuntos suicidios, eliminación de pruebas y violaciones de cadenas de custodia. Ese 11 huele a policías residentes en las cloacas del estado, terroristas del mismo jaez de quienes planearon la masacre y la ejecutaron.

11 de septiembre de 1973, a una hora incierta

Melilla me enseñó que los pájaros maman y que, a ciertas horas, llueve para arriba. Allí pasé algo más de catorce meses de mi vida y allí estaba yo ese 11 de septiembre en que un compañero de destino en la Comandancia General me dijo que los militares chilenos habían asesinado a Salvador Allende. No era exacto, Allende se había suicidado. 

Yo tengo dos referencias de dramas fantásticos, de suprarrealismo conectado a pesadillas, de sueños perversos que increíblemente se convierten en realidades temporales, que cambian el destino de los mortales bajo el mando terrorífico de dementes. Una de esas realidades es Cuba, la otra Chile. La causa siempre es la misma: el establecimiento del marxismo por la fuerza, el experimento consistente en que, a la incierta hora en que los pájaros maman, se ordena que llueva para arriba, para regar el jardín de la utopía sin importar la sangre derramada.

Una proposición


El 11 de septiembre no debería existir. La desgracia se repite demasiado, siempre como consecuencia de mentiras, resentimientos y ambiciones perversas. Propongo suprimir el 11 de septiembre. A cambio, ese mes invernal y cojo que anda por ahí deambulando, podría tener, al menos, 29 días y los años que toque pues 30, que eso ya empieza a ser lo que se entiende por un mes o así, más o menos.



(*) Algunos catalanes, más de los soportables en cualquier caso, precisamente hoy, 11 de septiembre de 2014, celebran 25 años del atentado de Terra LLiure a la casa cuartel de la Guardia Civil de Bañolas, con el resultado de dos guardias gravemente heridos. Uno perdió la mano derecha y parte de la izquierda y sufrió graves heridas en torax, cara y pierna derecha; su compañero, sufrió quemaduras en todo el cuerpo,fracturas abiertas y heridas profundas en la pierna derecha. Sobrevivieron, pero tuvieron que causar baja de la Guardia Civil. Cuando digo que algunos catalanes lo celebran, quiero decir con cava y pan tumaca ¡perros!