13 de octubre de 2014

Amigos y otras aberraciones morfológicas. Redes sociales, entrega 1.

La amistad requiere aprecio, reciprocidad y continuidad en la relación y estos ingredientes, que parecen indispensables, hoy no lo son para denominar amigo a quien en realidad no lo es.

Ahora es amigo quien resulta ser, todo lo más, conocido. Y si es virtual, ya ni conocido. Pero se dice amigo y hay portales en los que algunos individuos tienen miles de ellos, algunos cientos de miles. Los hay con millones de amigos; no compañeros, no admiradores o conocidos, no ¡amigos! Tal vez porque lo que se debería haber denominado "contactos" se ha preferido llamar "amigos". Tiene su lógica, pero inmediatamente queda devaluado el concepto de amistad.

Morfológicamente, amistad es una palabra que desde mi infancia hasta hoy ha derivado en banalidad absoluta y hacia la insustanciaPocas veces se dice amigo con substancia y pocas se sustancia en amistad verdadera ¿o es que hay grados de amistad? Pues debe haberlos: aquí y ahora he tenido que añadir "verdadera" a la palabra amistad, para que se me entienda que hablo de amistad acrisolada. 

En mi página de Facebook he aceptado un tope de 90 amigos ¡que barbaridad! Sirva de mediana justificación el hecho de que pertenezco a familias numerosas; la mía en primer lugar, la de mis padres con seis hijos y veinticinco nietos, la política con nueve cuñados y más de veinte sobrinos. Mucho ruido. 

Solamente 90 amigos o tanto como 90. Hace años decidí parar en 90. A veces me solicitan nuevas amistades y no suelo aceptar; en las últimas ocasiones en que sí lo he hecho ha sido dando de baja a alguno que, en fin, nunca supe por qué acepté su "amistad" en un principio. 

Son 90 en Facebook, ni uno más aunque cualquier día pueden ser menos. Mantengo amigos fallecidos, más que amigos en ese caso, porque nunca se sabe ¿no? 

Esos 90 pueden leer directamente este cuaderno de bitácora llamado Más o Menos Así que sitúo en Blogger. A cada nueva publicación, en las primeras 48 horas, parece que, de promedio, acuden entre 45 y 50 personas (no quiere decir que lo lean y mucho menos que lo lean todo, ni quiere decir que por cada entrada haya un único lector) pero alguna entrada supera ya las 3.000 visitas. A veces, dependiendo del contenido o de mi humor, dejo que una nueva publicación sea pública; en pocas ocasiones. Lo que puedo asegurar, rotundamente, es que yo no tengo ni de lejos 45 ó 50 amigos. Tengo una decena de amigos salpicada de dos dudas -que yo lo soy, pero no sé si lo son ellos- algunas decenas de amiguetes, algunos cientos de conocidos y mil contactos o más. Aquí quiero que se distinga tajantemente "amistad" de "contactos", aunque en las páginas de sexo sean sinónimos. 

A esas 45 ó 50 personas, los técnicos de este medio nuboso, intangible, falso como euro de madera y potencialmente capaz de producir un cambio climático sin mover un termómetro, a esas personas les llaman seguidores, followers. 

Como dice el tercer párrafo, el tercer punto y seguido de Cien años de Soledad "El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo", amigos.