3 de octubre de 2014

Guanches Fantasmas, Canarios Sin Rostro


Tuve la inoportunidad de vivir tres años en Canarias, equivocación absoluta que perpetré, bien sabe Dios, sin encomendarme al diablo. Canarias, sociológicamente, es lo más parecido al realismo mágico de Carpentier, García Márquez, Uslar Pietri o Rulfo; a Borges lo dejo aparte y para otro rato. 


La escuela canaria enseña -más bien adoctrina- a los niños en unos orígenes fantásticos, llenos de dioses guerreros y reyes irreconciliables entre sí. Más o menos como continúan hoy en día: guanartemes en Gran Canaria, menceyes en Tenerife. Y digo irreconciliables pero no severamente, algo así como Villarriba y Villabajo, una cosa que se limita a que los tinerfeños se cabreen porque los de la otra isla grande se autodenominen "Gran" Canaria dado que de "gran" Canarias está llena de islas (para mí, las primeras, La Palma, Alegranza y La Graciosa, no por nada especial) y ese "gran" no tiene por qué ser, dicen, patrimonio de una isla, menos aún de una provincia. De risa y para nota. 

Canarias ha tenido la suerte del niño nacido en alta cuna. Lo suyo es que hubieran evolucionado hacia la costa más próxima, hoy Marruecos, de modo que su cruce genético se materializaría en una especie entre fenicio y bereber, ghomaras, hombres azules y tangencialmente algún pelirrojo zocato que ya se sabe que los vikingos e ingleses siempre fueron excelentes navegantes. Pero no; hoy en vez de tener un PIB per cápita de 2.409 euros, Canarias tiene un PIB per cápita de 22.300 euros, más o menos. Ocurre por su mérito, sin duda, mérito mancomunado con el resto de españoles y procedente de que hace unos seis siglos unos godos imperialistas de mierda se empeñaron, durante más de 90 años, en colonizar aquellas islas. 

Bien. Hoy es el día en que un individuo que debería representar a todos los canarios, no exclusivamente a los de su partido político, desde su mansión de El Sauzal, proclama el camino a la indigencia en absoluta contradicción con el contenido del programa de su partido, Coalición Canaria. Nada de prospecciones petrolíferas, que tienen riesgo de "Nunca Mais". Grave contradicción al promover la implantación del gas natural al mismo tiempo y al permitir que -aportación del psoe, obras no exentas de coimas- las islas estén infectadas de desaladoras, 330 estaciones a pleno rendimiento, que esquilman los fondos marinos y arrasan la tierra con los vertidos de salmuera, la modificación del ph y el cambio de temperatura de las aguas: una atrocidad.

Paulino Rivero hoy, no ayer, tiene una posición beligerante respecto de prospecciones y, en su caso, extracciones de petróleo cerca de las islas (cerca, para él, significa menos de 100 kilómetros de separación) pero no planta cara a Mohamed el reyezuelo marroquí que ha conseguido ya extraer petróleo a 10 kilómetros del lugar donde empresas españolas pretenden prospectar. Antes quería petróleo, ahora no.

Rivero es un nacionalista de pacotilla ¿qué nacionalista no lo es? que antepone su interés personal, mediante la bronca, a dar respuesta a necesidades apremiantes de los canarios (35% de paro y una población -mayores de 16 años- analfabeta del 2,7%). En un mundo global, este parásito de la política, oportunista y manipulador, proclama la capacidad de autogestión de las Canarias con el mismo soporte intelectual con que debemos creer en los grandes seres sobrenaturales, probables habitantes de las entrañas de El Teide. Aquellos gigantes mitológicos que son origen de un pueblo, sin rostro, reconocido por su emprendimiento, por su inmensa capacidad de conquista, por sus méritos universalmente exclusivos de tener árboles que producen lluvia vertical y soportar godos hijos de puta que van a explotar sus riquezas. Realismo mágico.

No todos, pero bastantes; en cualquier caso demasiados.