Para los bachilleres que tuvimos el francés como idioma obligatorio, Charlie Hebdo fue a partir del '68 el símbolo residual de aquel mayo francés que, con el paso de los decenios, fuése y no hubo nada. Si acaso, una mini reforma social y política cuya mayor consecuencia fue, pasado un año, la retirada del general De Gaulle y la transformación de Daniel Cohn-Bendit en alto ejecutivo de empresa perfectamente integrado en el sistema capitalista que él pretendía cambiar.
Charlie Hebdo, un semanario así como aquí El Jueves, de humor zafio y ramplón, muchas veces más que previsible, sobrevivió al '68 y con él alguno de sus fundadores que ayer ha sido asesinado por terroristas, fanáticos de Al Qaeda, en la sinrazón del hecho irreverente de que habían publicado caricaturas de Mahoma y tratamiento del profeta en tono insultante y vilipendiador.
Estos progres modernos de la vanguardia intelectual que forman y formaban la redacción del semanario no se cortaban en sus insultos y desprecio a las religiones, especialmente a los creyentes, porque la libertad de expresión así lo acepta y en la vetustísima Europa se consiente: católicos, musulmanes, budistas o cuáqueros, mormones o protestantes o evangélicos, todas y cada una de las religiones pasaron por la horca ideológica de esos ¿humoristas? en cuyo cerebros no cabe la idea de un ser vivo que no sea plenamente ateo y radicalmente anticlerical. Que yo sepa, salvo alguna queja, nunca ninguna representación o representante de ninguna religión, salvo estos de Al Qaeda, amenazaron al semanario, menos a sus integrantes. Y ha ocurrido.
Como no se quiere entender ese radicalismo, esa cultura de desprecio total al ser humano -de modo especial a la mujer- y países poderosísimos no condenan ese terrorimo, pues ocurre que a estos terroristas asesinos les es sumamente fácil circular por la UE y que un simple guardia de seguridad, directamente asesinado, era toda la protección del semanario... Y ocurre que ha ocurrido.
Es la ideología del odio a Occidente la que ha producido esta masacre, desgraciadamente previsible; son las manos asesinas de quienes creen que su religión está por encima de sistema de valores, el primero la libertad, que nos hemos dado los europeos después de siglos de pelea y lucha por implantar ciertos principios básicos para la convivencia y el respeto al individuo.
No me gusta decir aquí y ahora lo que siento: hay un Charlie blasfemo y zafio que no aporta nada y al que desafortunadamente sus insultos le han costado lo más preciado. Después del 11-S, después del 11-M, no era impensable que aquellas caricaturas trajeran estos asesinatos porque -aunque para mí lo deseable es que no haya más tiras con Mahoma, Jesús de Nazaret, La Virgen María o Buda como objetos de sátira o insulto- habían ofendido al musulmán más que al profeta y ellos son seguidores de una doctrina llena de enemigos y desasistida de amor: la que insiste en terminar con la libertad que su mismo Dios, el mismo de judíos y cristianos, nos dió a todos como primer recurso.
Ahora, el símbolo residual del '68 pasará a ser un mito. Desgraciadamente.