8 de abril de 2015

Ave de Rapiña

Aprendí de mi hermano Santiago el apotegma "Si funciona, no lo arregles".

Ha tardado poco Ciudadanos -esa novia que se ha echado la derecha progre, aburrida pero festivalera- en desbarrar mezclando los proyectos e inversiones en el AVE con el I+D+I que es una cosa que, estando bien y siendo a veces tan imprescindible como innecesaria, debería caminar mucho más de la mano de la iniciativa privada que de los recursos públicos. 

El AVE es un ejemplo de inversión a muy largo plazo -la infraestructuras permanecen y necesitan relativo mantenimiento- que ha limpiado, descontaminado, carreteras y aeropuertos de media España, que ha puesto los ombligos de las ciudades frente a frente como amantes consolidados y próximos, prácticamente vecinos, que llegan al encuentro ya desnudos y con espacio abundante y cómodo para la coyunda, sin problemas de nieblas cegadoras o vientos inoportunos, sin retrasos a cuenta de "causas técnicas" y sin más ajetreos y turbulencias que las producidas por el propio meneito. Si a ello sumamos la inmediatez al sacar los billetes, la comodidad de acceso -discapacitados, sin martirios añadidos- y que los precios(*) por persona compiten perfectamente con el avión, no entiendo por qué Ciudadanos se ha metido en este charco... o sí.

 El AVE se ha asociado, y se asocia, a corrupción, de modo especial el primer trazado Madrid-Sevilla. En España, hasta que llegue Ciudadanos aunque después también, obra pública es sinónimo de corrupción. Ese mecanismo asociativo funciona perfectamente, de modo racional -nada de subliminar, ni vainas de ese estilo- y siempre queda estupendísimamente quitar de corrupción para poner en I+D+I que eso sí es progreso, sí es modernidad y sí se soporta en un control exhaustivo de las cuentas. Bien mirado, ese ejercicio se denomina demagogia, manipulación y ¡ya empezamos! retorcimiento del hecho. 


Ciudadanos ha tenido una oportunidad magnífica de callarse, única para abstenerse de arreglar lo que funciona aunque, como todo, sea susceptible de mejora. 

(*)  El AVE es rentable por primera vez: tuvo 2,5 millones de euros de beneficio en 2010. Los ingresos obtenidos se correspondieron, sobre todo, con los de tráfico, siendo el precio medio de un billete de un trayecto de 400 kilómetros en líneas de alta velocidad de 75 euros, la tarifa media "más baja de Europa y la segunda, detrás de Corea, del mundo. La tarifa media en Francia es de 77,41 euros, en Italia de 83,58 euros, en Japón de 96,51 euros y en Alemania, la más cara, al alcanzar 137,88 euros. Diversas fuentes: Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE), Asociación Española de la Carretera, Observatorio del Ferrocarril en españa 2011, etc.