De siempre me han emocionado las batallas navales. Estos días pasados, gracias a la tele, he podido ver -existe mucha imagen real- la que se perpetró en Okinawa en la II Guerra Mundial o releer la de Jutlandia acaecida justo 33 años antes de mi nacimiento.
Después de unas breves escaramuzas y engaños, la tarde noche de un 31 de mayo a 1 de junio, ingleses e irlandeses -que conocían el propósito de los alemanes de atacar a la gran flota inglesa- atrajeron a los alemanes hacia ellos, frente a las costas de Dinamarca. No esperaban los teutones tanto navío enemigo, unos 150 buques, ni por asomo. Se zurraron lo que no está escrito hasta alcanzar la cifra de unos 8.700 muertos, 25 barcos hundidos -11 alemanes y 14 anglo irlandeses- y lo mejor fue que ambos bandos se retiraron como vencedores: los alemanes en lo material, en lo táctico; los ingleses en la estrategia, al evitar que su flota fuera hundida.
Todo el ocio de mi infancia y gran parte de mi adolescencia madrileñas lo relaciono con el estanque de El Retiro y su embarcadero, el barquillero de la puerta de acceso de la plaza de la Independencia y el olor a tierra mojada bien por riego o por tormenta. El paseo principal del estanque se llama Salón del Estanque, algo que de niño siempre me resultó curioso hasta que un día supe que, en quinta o sexta acepción, salón es parque o paseo público. Hay otras ocasiones urbanas, España adelante, donde la calle o avenida se denomina salón. En mi caso, era parque y era paseo. Cuando teníamos uno o dos duros (en modo pesetas, cinco; en modo euros, tres céntimos) alquilábamos una barca de remos y la batalla consistía en arrojarnos agua a paladas.
Pues estoy en estas batallas nostálgicas unas admirables para bien y para mal, las otras incruentamente húmedas, cuando el impagable Antonio Miguel Carmona, candidato socialista a la alcaldía de Madrid, ha incorporado a su programa electoral una cosa espectacular consistente en representaciones de batallas navales en el estanque de El Retiro y en el lago de la Casa de Campo. "Va a ser una referencia mundial. La naumaquia de Madrid se va a conocer en todo el mundo" ha dicho. Es la propuesta social de un listo, ahora que a Madrid no le hace falta ni una mano de pintura ni una limpieza a fondo.
En la batalla política local siempre he sabido a quién no tengo que votar y alguna vez he tenido dudas sobre a quién. Lo de recrear batallas en lagos y estanques urbanos es una ocurrencia o un delirio que sólo puede proponerlo quien, por resabio político, sabe que las gilipolleces y las mentiras no quitan votos y sin embargo llaman la atención.
Si Carmona promete recuperar la tradición -sólo queda una familia- de los barquillos y puebla el foro de barquilleros con sus gorras chulaponas y sus ruletas de ilusión infantil, podría recomendar votarle ¡Vamos Carmona, tú puedes!