14 de septiembre de 2016

Carta a María José

Hola María José, valiente por tu postura de reclamar lo que te pertenece y al margen de detalles que la funcionarial justicia, o no, de este estado apocalíptico nos hará ver o entender en sus habituales desbarres y resoluciones.

Pariste con dolor a eso de los 15 años y te quedaste colgada del amor expulsado porque, tal vez incluso razonablemente, te lo arrebataron. Tal vez incluso razonablemente tu amor se mantuvo entonces de manera más lógica, más protectora y más segura en manos de quienes se responsabilizaron de ello. 

Los seres humanos no somos mascotas. No se nos acoge o se nos ama o se nos rechaza o se nos adopta por razones propias y para satisfacer frustraciones o incluso venganzas. Se nos acoge  sin pedir nada a cambio, si es que la acogida es verdaderamente  por cariño y por amor y no obecede a otra razón que no sea la búsqueda del bien del humano acogido. Devolver a su origen el amor recibido no impide mantener la relación y la satisfacción enorme de saber que su prosperidad en parte se debe a aquello que dimos sin pedir nada a cambio. Y esto, en el circo que desgraciadamente se ha montado, no lo está defendiendo nadie ni en los medios ni por parte de los adoptadores de cuyo mérito no se duda.

A veces nos creemos acreedores de la posesión y disfrute de cachitos de vida humana -amigos, compañeros, hijos, vecinos- a la que en algún momento socorrimos o ayudamos interesadamente o desinteresadamente u obligados por circunstancias. Entonces, en vez de dejar que otros ocupen el espacio en aquel ser humano con el mismo derecho o más que nosotros y nos releven en su cuidado, en vez de dejar que otros compartan el cariño y reciban su amor, nos negamos en redondo y entramos en el horrendo berrinche que, en realidad, produce nuestro egoismo y nuestra miopía.

Gracias, María José, por tu ejemplo y gracias a Noelia y Alberto por lo dado al pequeño, sabiendo que en su entrega a él y con el amor entregado ya obtuvieron más que la satisfacción lógica: el valor de las sonrisas del niño cuando fue feliz en sus brazos, valor que no tiene precio.

http://www.larazon.es/sociedad/carta-de-la-madre-de-juan-francisco-mi-nombre-es-maria-jose-abeng-ayang-FG13513017#.Ttt1

http://www.lavanguardia.com/vida/20160913/41260455146/pareja-sueca-obligados-devolver-hijo-joan.html