Ahí os dejo una secuencia de aquel desbarre titulado "La Vida de Brian", con tantas lecturas posibles como carcajadas nos despertó a los que entonces, cuando la Transición -lo de Suárez, Carrillo y el Rey Emérito- estábamos más p'allá que p'acá: me refiero a Tierno y sus bandos que obligaban, casi como decretos ley, al coloque, la fornicación y el desparrame.
Yo no quiero ser mujer y de lo de Hazte Oir me quedo con la intención, con su realismo y su afán de contestación ¡Viva la libertad de expresión!
Los derechos, véase la infamia de la reinona esa nombrada en el carnaval de Las Palmas haciendo mofa e insulto de los cristianos, los tienen la progrez y el resentimiento: derecho a su libertad de expresión, derecho a sus referendums inquisitoriales, derecho a sus "matrimonios" aberrantes, derecho a sus manejos nepotistas y manipulación del ciudadano.
La norma, no la excepción, la naturaleza, no la enfermedad o la perversión, dictan que los niños/hombres tienen pene y las niñas/mujeres tienen vulva. Lo demás, incluido fiscal e incluida Cifuentes, son ganas de igualar/identificar lo marginal con lo sustancial, lo exquisito con lo repulsivo por humano que sea el sujeto, que no sus actos.
Y a quien le guste ¡que le den! Por donde guste.