30 de octubre de 2018

Floren Sin Tino

Los ciclos son la vida y la vida no es exclusivamente la vegetal o la animal ¡que va! es la de las empresas, la de las marcas, la de las ideologías, la de ¡ay! las relaciones personales; bueno, ya me entendéis, lo de nacer, crecer, madurar y morir. Todos y prácticamente casi todo. También el Real Madrid. El día que Cristiano -creo yo que tan a propósito y reflexionado como inoportunamente, lo que se me escapa es si fue también para hacer daño o como simple afán de protagonismo o ambas causas- dijo que se había acabado su etapa en el Real Madrid, justamente minutos después de ganar la 13 Copa de Europa (me gusta decirlo así) o Liga de Campeones (Europa League), Florentino Pérez y toda su Junta Directiva y todos los jugadores no entendieron que ahí, precisamente, se había terminado un ciclo. Sin duda el ciclo más brillante de todos cuantos club de fútbol puedan exhibir. Era imprescindible cambiar, cambiar mucho dado que Zinedine Zidane, además, decidió tomarse un año sabático según dijo.

Florentino Pérez, un gran gestor(*), un ingeniero emprendedor que ha hecho del Real Madrid un club inmejorable en casi todos los aspectos y un portento en los competitivos, se ha quedado fuera de juego -palmario dirían los voceros de las radios- por una sencillísima razón de visión, de análisis de situación, también de lo más básico de la psicología. Me parece.

Ahora, hoy quiero decir, no se puede ocultar que el primer responsable de la crisis que pasa estos días el club, es él: no se exigió ni impuso recambios a la altura, lo más posible, del entrenador y del delantero que marchaban; no supo oir, menos aún escuchar, el "ruido" del vestuario;  no captó el desgate que imponía en sus jugadores estrella un calendario con un mundial; no valoró el doble riesgo que suponía fracasar con un entrenador que había "levantado", sin necesidad verdadera, de la concentración de la Selección Nacional; un entrenador, por otro lado, con un curriculo mediocre o por hacer. 

Cuando al Madrid ni le faltan recursos materiales ni experiencia ¿Qué ha cegado tanto y tan burdamente al presidente? Anda por ahí un plan de remodelación del estadio que puede haber ocupado esa cabeza y puede haber distraído el cometido del día a día pasando lo secundario y postergable a ocupar y fagocitar  las neuronas dedicadas a gestionar lo sustancial.

El problema también es Florentino Pérez. Un problema que, desgraciadamente, no tiene detrás un Raimundo Saporta para paliarlo mientras no aparezca el líder que un club como el Real Madrid se merece para dirigirlo, que es más que gestionarlo, los próximos diez años. Una pena.

(*) “Un líder sabe qué se debe hacer. Un administrador sólo sabe cómo hacerlo”. Ken Adelman