15 de febrero de 2019

La Izquierda Ninfómana

Una de las reivindicaciones, además de la del liderazgo ¿moral? de la izquierda, muy especialmente de la izquierda española, ha sido y es la de la libertad sexual. 

De todo género, entre todo género, individual, en pareja o colectivamente, la sexualidad de la izquierda quiere mostrarse como más gratificante, más igualitaria y de mayor calado que la sexualidad de, digamos, las personas más tradicionales, intimistas o reservadas. Vaya, es como si la izquierda se corriera mejor y más veces. Ni es cierto ni la realidad sexual empieza y termina donde la izquierda proclama, salvo contadísimos casos de asexualidad.

A Dolores Delgado, mediopensionista ministra de Justicia, se le ha escapado, a modo de lapsus linguae, una frase que demuestra su machismo y proyecta sus frustraciones: "La derecha trifálica ha manipulado la figura del relator"

Quiere decirnos la ministra, por ejemplo, que según ella Dolors Montserrat, también ministra de Sanidad de la derecha, o la misma Arrimadas o Cospedal pertenecen a un club conservador en el que -no como en el Psoe- la característica principal que les adorna son los miembros viriles en todos los sentido. Miembros viriles de miembros varoniles. Machismo a mazo.

Dolores Delgado hubiera sido un buen ejercicio de introspección proyectiva para Carl Jung y todo lo que se nos ha venido después en relación con el sexo, las madalenas de Proust, el pecho de la madre y la que los parió. 

No es extraño que en la ministra Delgado haya recovecos de frustración profunda pendientes de solución. Si te apañas con un tipo de voz atiplada como el ex juez prevaricador Garzón seguramente ni una cura de sueño pueda sacarte de esa pesadilla. 

Yo no creo que haya una izquierda nifómana o que la izquierda pueda tildarse de clitoriana; por la misma razón no creo en una derecha fálica, ni siquiera -puesto a reventar de machismo- una derecha con dos cojones. Tal vez a mí es que me enseñaron que el sexo es, sobre todo, un medio; tremendamente divertido y gratifcador cuando eso y tal. Trate de probarlo así, doña Dolores.

Ahora que va a salir del ejercicio ministerial, modestamente me atrevo a sugerir a la infame Dolores que se dé una vuelta por Cuba, por ejemplo, aunque no le garantizo que -dado que las ideas, la bondad y la maldad y el sexo están en el cerebro- sus carencias y frustraciones afectivo sexuales tengan apaño.

¡Lo que tenemos que aguantar, Miquelarena!