En Os Cen Pasos, invitado por Pablo |
Esto va para los que sabéis estáis más prietos en las entrañas de mi corazón, esos diez o doce y aún así y todo cada cual en su grado, debilidad y preferencia.
En más de diez años de feisbuc y blog, se puede constatar que en menos de media docena de ocasiones me he selfiado o fotografiado o retratado a familiares y eso y tal. No soy muy partidario. Y no son tantas las ocasiones, a mi modo de ver y a lo largo del tiempo y más de 175 entradas del blog, en que merece la pena compartir, por capado que uno tenga su acceso a las redes.
Pero hay ocasiones y esta madrugada me llega la foto que quiero compartir, momentazo que retrató Mercedes y -en sus modos más propios y ferroleiros- tardó casi una semana en enviarme. Celebrábamos, invitados por Pablo, mi septuagésimo cumpleaños, como primavera más, y la entrada de junio que es el mes de la alegría según creo. El lugar, ya provecto, se llama Os Cen Pasos.
Os Cen Pasos cuesta arriba o abajo, depende. |
Lo fundó un cachondo, Dios lo tenga en su gloria, que iba silvando por las calles de Puentedeume cancioncillas irreconocibles, que se debió forrar en be y que cuando le decías que la noche anterior el pulpo a feira estaba regulín, el tipo te salía por peteneras negándote la mayor y además se lo contaba a todo el pueblo: "Este rapaz di que o polbo da miña casa é malo ¿e ti qué pensas?".
Cachondo. Se llama Los Cien Pasos porque está, más o menos, a esa distancia del cementerio del pueblo, en rampa de "rompetelalma". Yo lo conozco desde 1991 y como se come bien y económico y ya sabe de este paladar todo quisque, pues os lo dejo aquí. Era sábado, mediodía pero pronto, antes de las dos, y esperamos mesa. Lugar, nombre, personajes y paisanos para don Gonzalo Torrente Ballester.
Os deseo muchos ratos como los que tengo pasados yo ahí y, a Dios gracias, el conjunto de lo bueno de mi vida hasta aquí, pero si no ponéis de vuestra parte lo tendréis jodidamente difícil. Esforzaos y tal vez los alcanzaréis.