20 de enero de 2020

Blue Monday 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA

Hace ya tres lustros que, por lo visto, soportamos un lunes -este año, fecha ut supra- deprimente, triste, lúgubre y lastimoso; un lunes que ¡vaya! iremos arrastrados entre domingo y martes con el único afán de sobrevivir. Esta regilipollesca efeméride llamada Blue Monday, se inventó como eje de comunicación de una campaña publicitaria de cierto operador mayorista de turísmo. Como podéis imaginar, el operador ya no existe, quebró; es lo que se podía esperar detrás de unos cerebros capaces de intentar inocular melancolía para vender sol, playas paradisíacas, lunas llenas e imancitos para la nevera.    

Hasta aquí, el asunto no pasaría de un requiebro promocional, una fruslería más para vender algo cuando no se vende nada. Pero la fecha se calcula de acuerdo con una fórmula demencial con ingredientes como la meteorología previsible, las deudas que arrastramos del desmadre navideño, el tiempo transcurrido desde que retomamos un vicio que tratamos de abandonar, los propósitos vitales que mantenemos... y así otras variables hasta sustanciarse en la fórmula 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA, que es la expresión, o el insulto, para que los que pertenecemos al mundo ¿desarrollado? nos deprimamos, nos entristezcamos, pasemos de la llantina al padecimiento psíquico todo el día de hoy y, de ser posible, lo participemos a nuestros seres queridos y entorno social.

...y el maquinista decelera la marcha del tren
Hay otras celebraciones anuales del mismo o parecido calado pero en plan risas, lúdicas y alegres. Una de ellas es aquella que en California denominan Amtrak Morning, consistente en acercarse a las vías del tren de Laguna Miguel y a su paso enseñar el culo. Los maquinistas conocen donde se ubican los exhibicionistas culares y ralentizan la marcha para que el viajero pueda deleitarse en tan atractivo como original paisaje. Consta que algunos de los actuantes van muy fumados, otros muy bebidos pero que la inmensa mayoría pasan por personas normales, o sea como tú y como yo. 

Me tranquiliza el hecho de que hasta anteayer no me había enterado de la existencia del Blue Monday ¿Dónde he estado estos últimos quince años? ¿que he hecho mientras otros expertos, sabios, preocupados solidarios, trabajaban(*) denodadamente para demostrar que no existe el Blue Monday? En realidad no lo sé: entré y salí, subí y bajé, de aquí para allá, lloré y reí, amé y aborrecí. Y transcurrieron felizmente unos catorce Blue Mondays felices en los que debía haber estado triste y aquí sigo.

¡Qué manía con los lunes tristes y los domingos soleados! De alguna forma había que dividir el mes y se hizo la semana que había que dividir también y se hizo el día y de ocho los romanos hicieron siete y como eran siete enanitos vitales decidieron que el primero fuera un homenaje a la luna y ahí está la Selene griega arrancando la semana latina. Pero la idea de los lunes espesos es vieja, rancia como los mismos que la cantaron ligera y melódicamente, entonces cuando éramos adolescentes o menos, y aquí los tenéis: 

Estos odian los lunes
...y estos otros casi también

Mucho ánimo este lunes, no os dejéis impresionar por los intelectos del detritus emocional, estos idiotas integrales; tenemos que convivir con ellos y, aunque son muchos, demasiados, debemos superarlos engañando con los datos que suministramos a las fórmulas que certifican su imbecilidad y su absoluta idiocia.